La propiedad es violencia, así que mantengámosla a la raya

Por Trevor Hauge. Artículo original: Property is Violence, So Let’s Keep It to a Minimum, 25 de Septiembre, 2023. Traducido por Walruunäut.

“El monopolio de la tierra… consiste en la imposición por el gobierno de títulos de propiedad que no se basan en la ocupación y el cultivo personales… el individuo ya no debe ser protegido por sus semejantes en nada que no sea la ocupación y el cultivo personales de la tierra.” ~ Benjamin R. Tucker, “Socialismo de Estado y anarquismo”

Irónicamente, el principio de no-agresión, avalado por muchísimos miembros de la derecha libertaria puede, en la práctica, ser usada para defender una gran parte de la agresión. En relación con este tema, Murray Rothbard afirmó que: “ningún individuo, o grupo de individuos debería agredir contra la persona o propiedad de nadie.” En el papel, esto podría sonar bastante parecido a la posición de Tucker contra la invasión y coerción, pero en la práctica no podría estar más alejado. Para entender porqué, debemos definir algunos conceptos básicos sobre la propiedad, el estado y el anarquismo. ¿Qué significan estas palabras en la práctica? Lo veremos en breve. 

La propiedad, en caso de ser algo, es la habilidad de una persona para usar violencia, en su variedad letal o no-letal para prevenir que otra persona use algo que está siendo usado. Cuento con mi auto para transportarme diariamente, si alguien quisiese robármelo, pocos, aparte de los pacifistas más ortodoxos, negaría que tengo el derecho a defenderlo ante las irrupciones de un ladrón. Claro, los niveles de violencia que debería emplear están sujetos al debate. Vale la pena, por defender a mi auto: romper huesos, causar laceraciones o incluso la muerte contra el agresor? Muchos estarían de acuerdo que, el nivel correspondiente de violencia que debería emplear sería proporcional al nivel de violencia que el ladrón está dispuesto a usar para despojarme de mi auto. Pocas personas discutirían que es poco ético emplear violencia contra alguien que intenta despojarme de algo que necesito para sobrevivir. Entonces probablemente terminaríamos concluyendo que cierto nivel de violencia de fondo es aceptable en nuestra sociedad.

Si el estado es algo, es un círculo exclusivo con la habilidad de imponer su propia voluntad sobre un territorio dado y por extensión sobre los individuos que viven en el. La violencia del estado existe incluso si consientes o no a la misma, esa combinación de violencia y sectarismo es precisamente lo que define al estado. El estado, en otras palabras, es un monopolio de violencia sobre una población en un territorio específico por un círculo específico.

Finalmente, el anarquismo es la oposición a ese monopolio de violencia llamado el estado, es la oposición a la autoridad. Como Proudhon ha dicho en La idea general de la Revolución en el siglo XIX: “¿Acaso no es esta la idea fundamental y decisiva de esta revolución: NO MÁS AUTORIDAD?”. Significaría que para deshacernos de la autoridad del estado, necesitamos deshacernos del monopolio de violencia. Para deshacernos del monopolio de violencia, necesariamente necesitaríamos reducir la violencia de la propiedad al mínimo absoluto para que el estado no vuelva a formarse.

Sobre esta premisa, propongo dejarnos de rodeos, dejemos de usar la palabra propiedad y reemplacémosla por su verdadero significado: violencia. La propiedad inherentemente implica una amenaza de violencia. Si tomas mis cosas o invades mi lugar, una cierta porción de violencia será empleada contra usted, por mí, mi vecino o el estado (si existe). La propiedad nunca podrá divorciarse de la violencia. Mientras más propiedad haya esparcida a través de un área, mayor será la proporción de violencia usada para hacer respetar esa propiedad. Una sola persona no podría físicamente defender una gran área sin asistencia de otros. Esto significaría que tendrían que contratar alguna clase de mercenarios para hacerlo por ellos. Puede ser hecho indirectamente mediante impuestos con una fuerza policial o directamente pagando una empresa de seguridad privada, realmente no importa.

Esto plantea la pregunta: ¿Cómo un anarquista que, por definición, está en contra de la violencia empleada por el estado podría apoyar un monopolio de violencia empleado por el individuo? Nuevamente, ¿Qué es el estado más que un grupo exclusivo de individuos que sustentan un monopolio de violencia sobre otros individuos? El estado, al cual hemos mencionado como ejecutor del monopolio de violencia y un solo individuo o corporación emplea el mismo monopolio, entonces se vuelve indistinguible del estado. Es la misma cosa, sin importar las etiquetas.

Esa es la razón por la cual los anarquistas no pueden, lógicamente, apoyar la existencia de la propiedad ausente y simultáneamente afirmar ser proponentes del principio de no agresión. La propiedad ausente en efecto, permite a una persona o un pequeño grupo ejercer el monopolio de la violencia sobre otra persona, o grupo de personas. Permite que el alcance de los individuos se extienda más allá de la punta de sus dedos, y hasta los dedos de ejércitos de matones armados con porras, armas y pistolas paralizantes. El estado, en caso de ser abolido mañana y reemplazado por un régimen directo de propiedad ausente, adquirible infinitamente, como los mismos auto-descritos libertarios capitalistas consideren conveniente, lo que eso haría en la práctica es crear una serie de estados policiales de seguridad privada, propiedad de los más ricos. Un estado sería reemplazado por muchísimos más.

Por otro lado, es enteramente consistente con la lógica interna del anarquismo para un individuo usar la violencia para defender su posesión sobre una simple cada en la cual reside, o los objetos dentro de la misma por motivos de ocupación. Es también consistente para una comunidad usar la violencia para defender su derecho a la ocupación colectiva de los terrenos, como fue el caso cuando los Neo-Zapatistas resistieron a un intento de acaparamiento de tierras en 1994. Lo primero es un pequeñísimo monopolio de violencia que no excedería más que algunos acres o se detentaría sobre otros, lo segundo es un escenario parecido pero aplicado a un grupo de individuos en lugar de uno solo. De nuevo, remitámonos a Benjamin R. Tucker:

“Cualquiera que invada, individuo o estado y gobierne es un Arquista: quienquiera que se defienda contra la invasión, individual o asociación voluntaria y se opone al gobierno es un Anarquista. Ahora, una asociación voluntaria haciendo equidad, no sería un invasor, sino un defensor contra la invasión, eso podría incluirse en sus operaciones defensivas y la protección de los ocupantes de tierras.”
—“La ocupación del suelo y sus condiciones”

Los casos que mencioné anteriormente no involucran violencia empleada por los individuos o de grupos de invasores armados enviados a imponer una extracción de riqueza por ordenes del terrateniente. Bajo estas circunstancias, tan solo usamos la violencia para asegurar el derecho sobre la ocupación continua por parte de un individuo o grupo quienes residen dentro de la parcela en cuestión, pero no es usada para prevenir que las personas se establezcan y residan en una casa o porción de suelo antes no ocupada. La violencia en estos escenarios está restringida a la defensa contra la extracción y despojamiento en lugar de reforzarlos. Por lo tanto, no posee carácter estatista, o “arquista”.

¿Pero qué pasa cuando una persona sustenta un monopolio de violencia sobre todo un vecindario, y por lo tanto sobre las personas viviendo en el? ¿Qué hay sobre una ciudad entera? ¿O un país entero? En este caso, son un estado, este hecho es inevitable, no importa si esta vasta extensión de suelo se adquirió con un buen fajo de billetes o con las ruedas de una columna de tanques. La omnipresente amenaza de violencia contra los desposeídos es exactamente la misma.

Podrías pensar acerca de esto la próxima vez que reflexiones acerca de la reclamación sobre los derechos de una propiedad por parte del casero sobre la casa de un arrendatario. Pregúntate: ¿Cuál es la verdadera naturaleza respecto a la relación entre ambas personas una vez separadas de sus respectivos títulos? El arrendatario paga por el mantenimiento de la casa con su alquiler y, además, al menos una parte de los ingresos del casero. Este pago, en caso de no ser realizado a tiempo, entonces la violencia será usada como un castigo por el impago. ¿No es ésa la relación entre el invasor y defensor con el casero ocupando el primer rol, mientras el arrendatario ocupa el segundo? Quizás, te des cuenta que el casero exige su pago de la misma forma que lo hace un Estado cuando viene a cobrar impuestos o de la misma forma que lo hace un soldado de la mafia cuando viene a exigir dinero por protección.

Los anarquistas, entonces, están en contra de cualquier sistema que recurra a la violencia como una herramienta para la invasión y extracción económica, no meramente para la defensa de las cosas que una persona requiere para sostener su día a día, su hogar, ciertos bienes trasladables o las vidas de aquellos que le importan. Rechazamos la idea de que las personas deban emplear la violencia para retener terrenos, viviendas y los medios de producción como si fuesen rehenes de quienes realmente los usan. Aborrecemos la violencia del despojamiento y la explotación y, encontramos que la única clase de violencia que es verdaderamente compatible con el principio de no agresión, principio de no coerción o principio de no invasión, como desees llamarlo, es aquel que nos defiende contra la explotación y despojamiento.

La teoría es bastante simple, si eres un residente o trabajador de un lugar particular, es de facto tu propiedad, si eres un trabajador en un negocio particular, es de facto tu propiedad. Reconocemos el derecho de emplear una violencia defensiva requerida para mantener esas posesiones diarias mientras estén siendo ocupadas continuamente. En la práctica, esto reduce los niveles de violencia de fondo en la sociedad al mínimo absoluto alcanzable y, por lo tanto, previene el crecimiento de un nuevo estado. En un régimen así, los policías no golpearían trabajadores en las huelgas, tampoco destruirían campamentos de personas sin hogar y tampoco vendrían con armas para desalojar mujeres embarazas quienes no pueden pagar su renta. Esta clase de violencia invasiva dejaría de existir.

Si el anarquismo existirá en lo absoluto, existirá como un régimen que, o bien carece por completo de la imposición violenta del control individual de las cosas, en el que todo es compartido por todos, o bien es un régimen en el que la imposición violenta de las cosas se reduce estrictamente a la defensa mutua de las cosas de las cuales dependemos para nuestra vivencia diaria y nada más. Todo lo demás es por definición una forma de estatismo.

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